miércoles, 8 de julio de 2015

La magia del verano







La magia del verano


Levantarse a las doce. Quedarse embobado mirando las aspas del ventilador. Dormir con las ventanas abiertas. La luz de las velas. Desayunar viendo la tele. Gente riéndose en la terraza del bar de abajo. Ruido de una guitarra en el parque. Gritar cuando alguien te echa agua. Bajar las persianas a medio día. Las tormentas. Tumbarse a mirar las estrellas. Ver el atardecer. Las cortinas bailando con el aire. Un helado de chocolate. Tirarse a bomba en la piscina. Que la ropa se seque en seguida. Mordisquear un cubito de hielo. Leer una novela. Pasear por la noche. Lucir gafas de sol. Correr porque se acerca una avispa. Desactivar la alarma del despertador. El gazpacho. Quedarse en las puertas de las tiendas porque da el aire acondicionado. Las fiestas de los pueblos. Bañarse a la luz de la luna. Echarse la siesta. Meter la jarra de cerveza en el congelador. Estar relajado. La horchata. Ir a oscuras por la casa. Fotos de pies en la playa. Escuchar tu música favorita. Jugar con los pequeños. Mirar por la ventana a media noche. El granizado de limón. Huir de las medusas. Cenar de día. Flotar en el agua. Dormir destapado. Que te echen protector solar por la espalda. El ruido de los grillos. Jugar con las olas. Contemplar los rayos de sol que entran por los agujeritos de la persiana. Bailar el Paquito el chocolatero. Las conversaciones nocturnas. Recibir noticias de un amigo que se ha ido de viaje. Meter los pies en el agua. El silencio de las tres de la tarde. Que salga volando la sombrilla. Ver películas antiguas. Contemplar las luces de la ciudad. El sonido de un abanico. Madrugar y que haya amanecido. Volver al pueblo. Caminar descalzo por el césped. El café con hielo. Imaginar nuevos proyectos. Que te hagan aguadillas. Ducharse con agua casi fría. Que el aperitivo pase a ser diario. Caminar por la orilla del mar. Las chanclas. Ver los fuegos artificiales. Bucear. Comer sandía. Ponerse un sombrero. Engancharse a la programación de verano. El placer de mojarse la nuca. Descubrir sitios nuevos. Intentar hablar con un guiri. Cerrar los ojos y sentir el olor que te recuerda a tu infancia. Ir al campo. Fregar el suelo y que esté seco al instante. El ruido de los pájaros al amanecer. Hacer castillos en la arena. Asustarse porque un alga se ha enredado en tu pie. Tener más tiempo para estar con las personas que quieres…

… porque el verano también se siente en las pequeñas cosas y TODOS podemos encontrar su magia en ellas… 

Y a ti ¿qué pequeñas cosas te hacen sentir la magia del verano?

Fotografía de Gema S. Nájera       www.lamiradadegema.es



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