Es muy frecuente y normal tener miedo a empezar a una terapia. Es algo desconocido para muchas personas. Sería como una parada en nuestro viaje de vida en uno de aquellos lugares que nos invitan a contemplar, sentir, reflexionar… Sin embargo, uno puede sentir antes de llegar que se encuentra en medio de un océano, sólo y ante la inmensidad. Se piensa que se puede “abrir la caja de pandora”, o que si se va es porque uno está “loco”, o que no se va a ser capaz de contar cosas personales a un “desconocido”, o que se va a “tirar el dinero”.
A partir de ahí, iniciaremos el viaje de crecimiento juntos. Viaje
marcado por una máxima: la persona no hará nada que no quiera hacer. Ella es la
responsable de su proceso, ella decide hasta dónde quiere llegar. Yo seré su
compañera, proponiendo rutas y caminos.