Cómo trabajo


Es muy frecuente y normal tener miedo a empezar a una terapia. Es algo desconocido para muchas personas. Sería como una parada en nuestro viaje de vida en uno de aquellos lugares que nos invitan a contemplar, sentir, reflexionar… Sin embargo, uno puede sentir antes de llegar que se encuentra en medio de un océano, sólo y ante la inmensidad. Se piensa que se puede “abrir la caja de pandora”, o que si se va es porque uno está “loco”, o que no se va a ser capaz de contar cosas personales a un “desconocido”, o que se va a “tirar el dinero”.


          Como terapeuta, soy consciente de todo ello. Creo que es el primer aspecto a tener en cuenta en mi trabajo. Lo tengo presente con el fin de ofrecer un espacio lo más acogedor posible que respete y atienda esas cuestiones. Por este motivo,en la primera sesión, nos conocemos, explico cómo es un proceso de terapia, cómo nos vamos a organizar; y el paciente transmitirá lo que desee.


A partir de ahí, iniciaremos el viaje de crecimiento juntos. Viaje marcado por una máxima: la persona no hará nada que no quiera hacer. Ella es la responsable de su proceso, ella decide hasta dónde quiere llegar. Yo seré su compañera, proponiendo rutas y caminos.