Terapia



Hay en el mundo un lenguaje que todos comprenden: es el lenguaje del entusiasmo, de las cosas hechas con amor y voluntad, en busca de aquello que se desea o en lo que se cree.
PAULO COELHO  


Mucho se puede decir acerca de la Terapia Humanista Integrativa. Sin embargo, creo que lo más honesto que puedo aportaros aquí hoy, es mi propia concepción sobre la misma. Un profesor me dijo una vez que nunca aceptemos como verdaderas las teorías que nos enseñan, sino que las tomemos como punto de partida para cuestionarlas y llegar a nuestra propia “verdad”. Nuestro hacer será auténtico en aquellas cosas en las que creamos. Por eso, os voy a presentar qué es para mí la terapia humanista integrativa, como muestra de lo que me define como profesional de la relación de ayuda.

Es una terapia relacional. ¿Esto qué quiere decir? Se trata de una terapia cuya razón de ser radica en el vínculo terapéutico, como base para el crecimiento personal y la resolución de conflictos. Y efectivamente, es esa relación entre el terapeuta y el cliente, protectora, sólida y estable, la base que sostiene todo el dolor, todas las necesidades, todos los conflictos, todas las dudas… que traiga la persona. En mi experiencia profesional, me he dado cuenta de que un vínculo fuerte cuida y protege todo el proceso porque es “lo verdaderamente enriquecedor”.


Se llama “humanista” porque considera al ser humano como un todo integral que aúna cuerpo, emoción, pensamiento y conducta. Donde la manifestación en cada uno de esos aspectos es reflejo de algo que sucede en ese “todo” interconectado. Cree en el potencial del ser humano. En que, por mucho dolor que tengamos, contamos con la facultad para superarlo y con una capacidad creadora (y creativa) para llegar a ser aquel ser humano que deseamos ser en nuestro viaje de la vida. También se caracteriza por centrarse en la parte “sana” de la persona, más allá de su conflicto, con la confianza de que desde aquella irá trabajando y creando recursos para superarlo. De ahí, que tenga un fin último de crecimiento personal.


Se llama “integrativa” porque se constituye a partir de las aportaciones de diferentes corrientes y teorías tales como el Análisis Transaccional, Psicología de la Gestalt, Psicoanálisis, Terapias Corporales, Teoría del Apego de Bowlby, y el Duelo Terapéutico. Su fin, como ya apunté anteriormente es promover la integración de la  personalidad del ser humano en todas sus dimensiones: Conductual, Cognitiva, Fisiológica, Psicológica, Emocional y Espiritual.


Todo ello presidido, desde mi punto de vista, por dos valores y actitudes fundamentales: RESPETO Y ACEPTACIÓN. Valores que marcarán la relación con el otro y, sobre todo, con uno mismo.