www.123rf.com
Porque cada
día puede ser un nuevo comienzo…
No te rindas, por favor, no
cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle
el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños,
porque cada día es un comienzo
nuevo,
porque ésta es la hora y el mejor
momento,
porque no estás solo, porque yo
te quiero.
Mario Benedetti
No te rindas
Cada día es una nueva oportunidad. Quizá
suene un tanto tópico, una frase que todos hemos oído o leído alguna vez. Sin
embargo, lo realmente extraordinario es empezar a tomar esa idea como cierta. Pensar
en ella y contactar con la trascendencia de su mensaje. Porque… ¿acaso nos
solemos dar permiso para tener una nueva oportunidad?
Haz un alto
en el camino. Reflexiona. ¿Cuántas veces te has dado nuevas oportunidades? ¿Cuántas
veces te has permitido comenzar de nuevo? ¿Cuántas veces te has sugerido volver
a intentarlo? No siempre
la respuesta es positiva. No siempre es fácil darse esa oportunidad. Y no lo es
por las implicaciones que conlleva, ya que la opción de volver a intentarlo supone
haberse dado previamente el permiso a fallar, a cometer errores… y ese permiso… ese permiso
nos cuesta más.
Resulta muy
curioso que no toleremos los fallos cuando el error es inherente al ser
humano. Y lo es en la media que se torna necesario para crecer y evolucionar. Sin
embargo, tendemos caer en una dinámica de exigencia (y autoexigencia) que, en
muchas ocasiones, nos induce al castigo, al dolor o al malestar.
En Análisis
Transaccional, cuando se habla de exigencia, inmediatamente viene a la cabeza
el estado Padre del Yo (que, junto con el Niño y el Adulto conforman el ser
humano). Es decir, esa parte de nosotros que hace referencia a los sentimientos, actitudes y patrones de
conducta que se asemejan a los de una figura parental (Berne 1964, 1986), bien
porque los aprendimos de nuestras personas de referencia, bien porque los hemos
ido introyectando a lo largo de nuestra vida a través de experiencias. En el
estado Padre estarían “ubicados” todos aquellos mensajes que tienen que ver con
normas, valores, principios, obligaciones, derechos… Mensajes marcados por la
cultura y sociedad donde se desarrolla el individuo y, a su vez, son
susceptibles de la evolución del mismo como ente social.
En la
actualidad, vivimos en la sociedad de la competitividad, de la élite… Una
sociedad que alimenta el espíritu de lucha por ser perfecto, donde el error se
asocia a debilidad y no somos capaces de perdonarnos a nosotros mismos. Esto influye en nuestro estado Padre, llegando a conectar con una gran crítica y presión interna, las cuales pueden conllevar varios riesgos. El riesgo de la intransigencia en
aquellos que se han “endurecido” por el sistema. El riesgo del hundimiento y la
autohumillación en aquellos que se sienten víctimas del mismo. El riesgo de no
atender nuestras necesidades. El riesgo de olvidarnos de ese Niño Libre que
disfruta. Y un largo etcétera. A pesar
de la disparidad de los mismos, todos tienen en común el sufrimiento. Sin embargo, y de una manera que se torna mágica, en ese estado Padre también residen aquellos aspectos de cuidado, de amor, de comprensión, de ternura, de condescendencia, de paciencia... esos actos de amor padre puede profesar a un hijo. Por tanto, la clave consiste en desviar la mirada de un lado al otro... de la crítica al amor.
Así que, para, cuídate, quiérete, cuenta contigo y con las oportunidades que te brinda cada día… aunque el miedo muerda… aún hay vida en tus sueños… porque es la hora y el mejor momento… porque no estás solo, porque yo te quiero.
Así que, para, cuídate, quiérete, cuenta contigo y con las oportunidades que te brinda cada día… aunque el miedo muerda… aún hay vida en tus sueños… porque es la hora y el mejor momento… porque no estás solo, porque yo te quiero.
Porque cada día puede ser un nuevo
comienzo…
REFERENCIAS:
BERNE, E. (1964). Games people play. New York: Grove
Press Inc. // Versión castellana: BERNE, E. (1986). Juegos en que participamos. México: Editorial Diana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario